Historia para colocar los acentos que han sido suprimidos de todas las palabras que lo contienen.

Leer con atención el texto de la historia y pasar a realizar el ejercicio.
Esta historia, es un ejemplo de la importancia que a veces merece no pronunciarse en algunas provocaciones. En este caso, la vanidad del galápago no pudo controlar el asombró que produjo el comentario de los hombres y el resultado....
Los ánades y el galápago
En una fuente, junto a un árbol viejísimo, vivían dos ánades y un galápago. Ocurrió que disminuyó el agua de la fuente y los ánades decidieron trasladarse a otro lugar donde hubiera más agua. Visitaron al galápago y le dijeron:
― Amigo, nos vamos a otro lugar porque aquí escasea el agua.
― Es una desgracia no poder ir con vosotros, pues yo tampoco puedo vivir sin agua. ¿Qué haré? ¿No me podríais llevar con vosotros?
― Bueno, te llevaremos con la condición de que cuando te llevemos, si alguien te llama, nos has de prometer que no le contestarás.
― Así lo haré. Pero, no comprendo cómo podréis llevarme.
― Tú morderás con fuerza en el centro de este palo. Nosotros lo sostendremos por los extremos y de este modo te llevaremos por los aires.
Agradó al galápago la idea y decidieron marchar.

Levantaron el vuelo.
Iban por los aires cuando unos hombres les vieron, extrañados y asombrados exclamaron:
― ¿Ved qué maravilla! Un galápago por los aires llevado por dos ánades!
― ¡Sí, sí; aunque os pese! ― Exclamó el galápago.
Y al abrir la boca para hablar, cayó a tierra y murió.